Agustín Soler tiene 34 años y una pasión que supo transformar en un buen negocio. Creó Estilo Hangar, una fabricante de muebles de lujo con partes de aviones. Fabrican a pedido, venden a todo el país y al exterior, con una facturación que supera los $ 500 millones. Su plan es ahora establecer la marca en Estados Unidos y crecer este año más de 20%, aun con las adversidades económicas de la Argentina.
Compró su primer avión en 2020 e invirtió allí todo el capital que tenía. Hacía tiempo que quería materializar en un negocio su pasión por el arte, el diseño y la decoración que inspiró sus creaciones. Y claro, combinarlo por su fanatismo por la aviación, los viajes y la tecnología.
«Ese primer avión lo compramos con otro fin, para armar un bar temático pero luego se le dio un destino que fue más rentable y dio origen a lo que es hoy la compañía: una creadora de muebles con un estilo único», relata Soler.
Con ese modelo, Estilo Hangar está hoy en pleno crecimiento. De un estudio de 60 m2 pasó a su actual fábrica de 1000 m2 en Vicente López. Su dueño asegura que los aviones para reciclar no son insumos tan extraños como pensaría el común del público. Se consiguen en remates -todo lo que utiliza la empresa se compra en la Argentina-, en desarmaderos y chatarreros. Incluso, algunos fueron adquiriéndose de compañías que dejaron de operar como Southern Winds y hasta de la Fuerza Aérea.
De las tres personas que constituían la empresa hace cuatro años -él, su mujer y su hermano- pasaron a trabajan hoy más de 10 personas que están en los detalles productivos. Desde el diseñador industrial -que lleva adelante las ideas que se le van ocurriendo a Soler-, hasta quienes las plasman, ebanistas, carpinteros, herreros y encargados de encontrar la viabilidad de las piezas.
Escritorios hechos con secciones de alas, esculturas con las aspas de los motores de los aviones, mesas de café con las llantas de los aviones pulidas y cromadas, mesas ejecutivas construidas con tanques de combustible que parecen misiles o bombas; son algunos de los productos que venden.
La especialidad que lograron amplió también la producción más masiva, ya no con la utilización de partes recicladas sino vinculadas al ‘estilo aeronáutico’. Ese mobiliario tiene hoy su propio showroom, en su planta de Vicente López, y además un cobranding en un espacio que le da aun más encanto en el Helipuerto del Autódromo de Buenos Aires. «Ambientamos todo el lugar para utilizarlo de oficina y para recibir clientes», explicó Soler.
Hoy hay clientes a pedido, muchos arquitectos y diseñadores que nos visitan con ideas claras para desarrollar espacios como oficinas o lofts y se los hacemos con piezas que tenemos. También algunos objetos más estándar como medas de café, escritorios o relojes, realizados con las ruedas de los aviones o con el fuselaje, que ya sabemos que tienen demanda.
Aunque su sueño pendiente es ser piloto, lo que no descarta cumplir en el corto plazo, Soler reconoce que encontró su camino. No en vano dejó su trabajo en una automotriz de las más grandes del país, incluso trabajó en el área comercial de esa empresa en el exterior durante una década, lo que le sumó muchas herramientas de gestión cuando encaró su emprendimiento personal. «Vengo con una estructura muy corporativa que me ayudó a profesionalizar el negocio aunque la pasión por el reciclaje viene de mi casa, especialmente de mi madre», admite.
Hoy Estilo Hangar está trabajando en una nueva línea de diseño y en desarrollar más el comercio exterior. Principalmente, instalar la marca en Estados Unidos. «Siempre la idea es diseñar y fabrica en la Argentina mientras que desde allá desarrollaríamos el ecommerce y el espacio para almacenar», explica Soler.
Aunque ya vende muebles a clientes de Miami, Punta del Este, Santiago de Chile, San Pablo, México y Río de Janeiro; «esas compras se dieron un poco por la promoción de boca en boca», relata. La idea ahora es también profesionalizar las ventas.
El emprendedor admite también que en el nicho en el que trabaja y el perfil de clientes que tiene, de alto poder adquisitivo, no ve señales de desaceleración en las ventas por el ajuste económico que atraviesa la Argentina. «Por ejemplo, tenemos toda una línea de barras móviles inspiradas en los carros que usan las azafatas para servir comida y bebida en los aviones, donde vemos que hubo algún impacto porque está dirigido a una clase media, más ajustada que la que compra una pieza aeronáutica en sí», dice.
Este año proyectan crecer un 20%, incluso en un contexto adverso. Y con su propios objetivos continuar ganando valor. «Tuvimos propuestas de diferentes marcas pero lo que hacemos es bastante exclusivo, no apuntamos al volumen. Priorizamos establecer la marca», reconoce Soler.